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miércoles, 13 de febrero de 2013

La Misión de la Empresa

Hoy estaba leyendo unas entradas de un foro en un grupo de gestión de la calidad al que pertenezco, cuando he leído una frase que me ha dejado en fuera de juego: "¿Cómo lograr que un gerente materialista se comprometa con la mejora de la calidad?" ¿Qué entiende por materialista?, ¿pesetero? ¿eso es malo?
Todos los gerentes deben ser "peseteros" y antes de que alguien pueda tirarme encima la caballería, voy a intentar explicarlo.
La finalidad de la empresa es maximizar la rentabilidad de los recursos de los que dispone la empresa, lo cual no es una tarea sencilla y, curiosamente a veces se olvida con extrema facilidad.
En los años que llevo ejerciendo como consultor, no he parado de ver empresas que actúan en línea contraria a la finalidad que debe perseguir la empresa: no se preocupan del personal, no invierten en tecnología, no desarrollan nuevos productos, "maltratan" e ignoran a sus clientes y no paran de despilfarrar recursos en todo tipo de gastos y actividades innecesarias.
Es por ello que el Gerente, como responsable de la empresa, debe asumir la misión y esforzarse en que se cumpla. A pesar de que puedan pensar que "es materialista". Cualquier gasto o inversión debe aportarnos los máximos beneficios, en caso contrario no debe hacerse.
Otro tema es, que muy pocas empresas en sus declaraciones de misión tengan el coraje de decirlo claro: "Aquí estamos para sacar el máximo beneficio a lo que tenemos" acaban escodiéndolo tras un discurso muy elaborado, pero en el que no se hace ninguna referencia a que el lucro a corto, medio y largo plazo debe ser la finalidad de la mayor parte de sociedades mercantiles. Y ya se sabe, lo que no se dice, ...
Un aspecto muy importante que es el que diferencia las empresas con el enfoque de toda la vida de las empresas del siglo XXI es cómo se reparte el beneficio entre todos los agentes (o partes) involucrados en la empresa.
Mientras que en el enfoque tradicional, el reparto no es equitativo y es desproporcional con la propiedad, en las empresas del siglo XXI el reparto del beneficio debe hacerse proporcionalmente entre todos los agentes involucrados.
Cuando digo proporcionalmente no quiero decir "a partes iguales" sino que en función de los riesgos, esfuerzos y aportaciones realizados por cada uno de los agentes.
De esta manera se garantiza que no se crean tensiones y se asegura el largo plazo de la empresa.

jueves, 26 de julio de 2012

El futuro de las empresas

Esta entrada ya la empezamos mal, o sea que la acabaremos peor...

Un título alternativo podría ser que se espera de las empresas en el siglo XXI.

Está claro que la empresa ha sido a lo largo de los siglos XIX y XX una de las herramientas importantes del capitalismo (por no decir la más importante) para conseguir su propósito e imponerse como el principal modelo económico del mundo.

Así ha permitido "explotar" la clase obrera (otra de las consecuencias del capitalismo fue la aparición de las clases) para aprovecharse de su esfuerzo e ir entregando productos a mercados vírgenes ávidos de poseerlos y de esta manera enriquecer al "amo" o a los propieparios.

No importaba nada, ni la legislación (si la había), ni la ética, ni el medio ambiente, ni la salud de los trabajadores, su autoestima, ni la opinión de los clientes, ni los proveedores, nada era tan importante como generar el máximo dividendo a los poseedores de la propiedad de la empresa.

Pero algo está cambiando, como mínimo a nivel de pequeñas y medianas empresas, el nuevo siglo está trayendo nuevas tendencias sociales y económicas que están haciendo temblar los pilares de capitalismo.

Debido a los nuevos requisitos de la producción, se necesita encontrar personas (no "recursos humanos", recordad que las personas no somos recursos, somos personas) que estén cualificadas y que no sólo aporten a su trabajo unas manos o pies (es decir, trabajo bruto) sino que también pongan su cerebro en el trabajo y si queremos que la empresa vaya mejor incluso el corazón.

Deberemos seleccionar bien el personal, formarlo durante el tiempo que esté en nuestra empresa (sí, eso cuesta dinero) y asegurarnos que el entorno de trabajo le permite desarrollarse profesionalmente

De esta manera, la balanza entre el empresario y el personal se está equilibrando.

Por tanto las empresas en el siglo XXI deberán disponer de buen personal y "cuidarlo", así como preocuparse que no se vaya.

Los proveedores, tradicionalmente estrujados cada vez que se necesita un recorte de costes, se convertirán en potenciales aliados o socios tecnológicos debido a la necesidad de nuevas tecnologías y materiales y la dificultad de desarrollarlos en solitario.

Los clientes,  deberán empezar a importar, no solo al propietario sino a todo el personal. Se les deberá mimar porque de ellos dependerá nuestra supervivencia en un entorno más competitivo. No sólo entregar excelentes productos diseñados y producidos para satisfacer sus necesidades, sino que lo haremos con un trato exquisito.

Pero donde más cambiarán las empresas en el siglo XXI será en su vertiente social, deberán ser herramientas no sólo del lucro de sus propietarios (algo lícito) sino también de un cambio social profundo ya que deberán transmitir valores, repartir riqueza, mejorar el entorno (mediambiental y social), sponsorizar actividades culturales, lúdicas, pagar todos los impuestos que le tocan...

No sé si viviré para verlo, pero ya hay empresas que empiezan a seguir esta dirección, creo firmemente que no es una alternativa, sino el único camino para su supervivencia.